La charca inútil

Un profesor que no puede dar clases porque un alumno le agredió y una madre a la que le falta un hijo que murió en un atentado son la pareja que se encuentran -y no se entienden- en esta obra de David Desola (Barcelona, 1971) que obtuvo el premio de teatro Lope de Vega 2007. Es un extraño diálogo entre un hombre cobarde que permitió que un chaval le golpeara (y esas imágenes grabadas fueron difundidas) y una mujer rota que no se hace a la idea del vacío que supone el no tener ya a quien dio la vida. Dos almas abandonadas a la suerte de una existencia desequilibrada ya para siempre. Dos personas solas, naufragando en un mundo hostil, duro, como ese lago helado en el que no hay patos (prohibidos porque contagian enfermedades). Autor de Almacenados o Siglo XX, que estás en los cielos, Desola busca en la realidad seres ricos en matices dramáticos para componer una especia de poema costumbrista. Magistralmente interpretada por Adolfo Fernández y Sonia Almarcha, cuenta también con un tercer personaje, el viejo maestro del profesor que, misteriosamente, le va dando consejos (papel que hace Miguel Palenzuela). Dirigida por Roberto Cerdá, se puede ver en la sala pequeña del Tetro Español. Muy buena.