Up in the air

Ryan Bingham (George Clooney) tiene un trabajo bastante desagradable pero que lo hace siempre con una sonrisa: despedir a la gente cuando las empresas reducen su plantilla. Trabaja para una empresa que, a su vez, es contratada por otras para dar la cara en un asunto de inquietante actualidad. Como quiera que va de una ciudad a otra de Estados Unidos para cumplir su misión, se pasa casi toda su vida en aviones, aeropuertos y hoteles, siendo un experto en hacer y deshacer su maleta. Es el retrato de un hombre entusiasta de la tecnología y el confort pero que le falta algo importante, un toque humano en su estructurada vida. Cuando aparece Alex (Vera Farmiga), la cómplice perfecta en encuentros sin compromiso, su manera de ver la vida se tambalea, pero ella esconde un secreto: el cazador ha sido cazado en su propia trampa. Dirigida por Jason Reitman (Montreal, 1977), esta película es una reflexión sobre la contradicción del sistema económico: no hay triunfo sin fracaso (ese duelo entre individuo y familia, sexo y amor, éxito y soledad). Es una comedia agridulce, obra del mismo creador de Juno (la historia de una adolescente que se quedaba embarazada) que lejos de ser una crítica mordaz, despliega un abanico de incertidumbres de buen rollo (¡esa boda de la hermana del personaje de Clooney como paradigma de la felicidad!). Lo mejor está en la última frase del guión: una estrella que brilla en el cielo protector de la clase trabajadora es la luz del avión en la que llega Ryan para echar a la calle a unos cuantos más.