Tetro

Como si a Francis Ford Coppola de repente le hubiera dado un ramalazo a lo Wong Kar-Wai (Buenos Aires, blanco y negro y personajes hablando al lado de cristales pintados de cafés), esta película es sin duda una especie de ajuste de cuentas familiares cuyas causas y consecuencias reales se nos escapan. Un hermano pequeño que busca a su hermano mayor con la terrible influencia de un padre artista que, a su vez, también tenía otro hermano y donde la creación (música, literatura) aparece como punto de encuentro y desencuentro de instantes de triunfo, envidia y celos. El director ganador del oscar por El Padrino II relata una historia de padres ausentes y madres muertas y se divierte rodando en los rincones más auténticos de la capital argentina, mostrándonos los sonidos y yo diría que hasta los olores de los callejones, bares y cruces de calles donde los perros se escapan y los coches son un peligro. Maravillosamente interpretada por Vincent Gallo (escritor de teatro en crisis, con pasado lleno de traumas no superados) y por Maribel Verdú (la que escucha, la que aguanta, la que aconseja, la que anima) es una película de conflictos antiguos en la que se viene a decir que el amor familiar se resuelve con puñaladas en el corazón.