martes, 21 de abril de 2009
La buena vida
Santiago de Chile. Tres vidas en paralelo con algún mínimo cruce: Una psicóloga divorciada que da charlas sobre protección sexual y que tiene una hija adolescente, un clarinetista que sueña con entrar en una orquesta filarmónica y se ha de conformar con una banda militar y un peluquero que no sabe qué hacer con los restos de su padre que han sido desalojados de la tumba de siempre. El cine latinoamericano ofrece, de vez en cuando, historias de supervivencia en películas sencillas que retratan el caracter, las emociones y las ilusiones de gente más parecida a nosotros que, posiblemente, nuestros vecinos europeos. Andrés Wood, chileno de Santiago nacido en 1965, obtuvo el último goya a la mejor película de habla hispana con La buena vida, que también triunfó en el festival de cine iberoamericano de Huelva el año pasado. De él he visto también La fiebre del loco (los trapicheos que se organizan en la época de la pesca de un molusco parecido a la ostra) y Machuca (la amistad de dos niños de distinta clase social en mitad del golpe militar de septiembre de 1973). Ésta es su cuarta película y está magistralmente interpretada por Aline Kuppenheim, Eduardo Paxeco y Roberto Farías. Un cine necesario, ese otro cine americano que no necesita subtítulos, tan cercano como desconocido.
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5 comentarios:
Gran interés por verla, porque he leído muy buenas críticas, y sabía lo del Goya, y que son varias historias cruzadas, así.
Besotes.
Qué tendrá el título La Buena Vida que hay grupos pop con ese nombre, y películas varias..
Me gusta mucho este tipo de cine, porque muestra la vida. Estoy un poco fatigado de tanta fantasía e irrealidad como hay por el cine de hoy...
Vaya, devuelvo una visita y me encuentro con una crítica magnífica de una película que me gustó mucho; de hecho, de las mejores que he visto últimamente en cine latino.
Un saludo y hasta pronto, tomo buena nota de tu blog ;)
"Una psicóloga divorciada que da charlas sobre protección sexual y que tiene una hija adolescente, un clarinetista que sueña con entrar en una orquesta filarmónica y se ha de conformar con una banda militar y un peluquero que no sabe qué hacer con los restos de su padre que han sido desalojados de la tumba de siempre" Desde luego, a primera vista, parece un tanto valleinclanesco.
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