La carretera nos llevó hasta Mérida, una ciudad nacida a la historia en el año 25 a.C., cuando se asentaron soldados romanos veteranos de las legiones del emperador Octavio Augusto. Visitamos el anfiteatro romano (8 a.C., de planta elíptica), el teatro romano (15 a.C., con capacidad para 6.000 personas y un escenario con dos órdenes de columnas superpuestas) y el templo de Diana (edificio religioso de columnas con capiteles de estilo corintio). El Parador (un convento del s.XVIII, levantado sobre ruinas de un templo romano y que también ha sido cárcel y hospital) nos acogió con un delicioso menú: Chanfaina extremeña (casquería de cordero), Tortilla de criadillas de tierra y cardillos guisada (una especie de hongos muy jugosos y verduras silvestres), Tosta de cremoso de la Vera (queso), Esparragada guisada en salsa de almendra, Perdiz al modo de Alcántara (elaborada con trufa y vino) y Potaje de carbochas (castañas cocidas con arroz, leche, cáscara de cítricos y miel). Todo lo acompañamos con un vino Campobarro (crianza 2007, ribera del Guadiana, color rojo rubí y aroma de vainilla). Un suave riego de agua vaporizada nos acompañó por las calles de esta ciudad, desde la Plaza de España (donde está la concatedral) hasta el Puente Romano (25 a.C., 792 metros de longitud). Emérita Augusta todavía mantiene su esplendor.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
7 comentarios:
Que hermoso lugar!!!
Cuanta luz!!!!
Que envidiaaa!!!!
No me sabía ese mote: Cardillo.
Me agrada.
2046
¡¡¡Bien!!! Lo del agua vaporizada me anima a visitarla incluso en verano. Recuerdo las últimas visitas en pleno mes de julio, con la excusa del festival de teatro .... el calor era como para pesárselo. Esa idea era lo que le faltaba a Mérida en verano ... ¿Visitásteis el museo? Imprescindible además de muy bien climatizado :p.
Besos
¿Han puesto agua vaporizada?
Qué buena idea porque me recuerdo agazapado en el hotel sin poder salir hasta la hora de ir al teatro.
Mérida nunca decepciona... aunque es mejor visitarla en primavera, por el calor, ya sabes.
Estoy de vuelta, leo hacia atrás en tu blog.
Tengo recuerdos de Mérida con pájaros cayendo tiesos de los árboles por el calor, y bichos como camiones paseandose por las calles.
Pero tambien recuerdo la sensación de actuar en ese maravilloso escenario del teatro sin necesidad de decorados. Es impresionante.
Saludos.
Emérita Augusta, y con esa comida yo diría que Augustísima, creo que sería una degustación entre todos, ¡Menudos manjares!...Las criadillas, regu, pero la Tosta de Cremoso de la Vera y el Potaje de Carbochas, a mí me hubiera dado vida durante ocho días. No conozco Mérida aún, pero lo del agua vaporizada anima. A ver si la ponen en Madrid también, suena muy refrescante.
Abrazos.
me acordé de tí porque estuve allí la semana pasada viendo el cutre-montaje de Lisístrata que dejó bastante que desear en todos los sentidos aunque el marco, como siempre incomparable. A pesar de voy todos los años al teatro en verano hacía bastante tiempo que no me daba por darme una vuelta "arqueómana" por los alrededores y, al igual que me pasó la última vez, vine bastante desencantada con cómo tienen de abandonados todos los monumentos...cáscaras de pipas, el Acueducto de Los MIlagros completamente pintarrajeado con sprays....una penita.....impresionante La Casa del Mitreo ( que la última vez que fui a verla hace unos años todavía estaba a medio-excavar) pero con las teselas desperdigadas y pisoteadas por el turisteo y el Columbario precioso para visitar a primera hora con el fresco y el silencio pre-avalancha humana
por cierto, visité por primera vez en mi vida Alange y creo que no será la última...si tienes ocasión de bañarte en sus termas romanas hazlo porque es una experiencia que marca.
genial el blog como siempre, me alegro de retomar internet y con tu permiso me daré una vueltecilla por tus anteriores posts.
(siento los errores, estoy medio a oscuras huyendo del bochorno veraniego ufff) un abrazo
Publicar un comentario