lunes, 11 de mayo de 2009

Cinco horas andando

Es bueno andar una hora al día, pero yo me he hecho cinco porque llevaba retraso. Las calles me aburren, así que me he metido en el Reina Sofía, que tiene muchos pasillos y pisos. A ratos descansaba, ponen películas de Buster Keaton geniales. Hay una retrospectiva de Juan Muñoz (Madrid, 1953-Ibiza, 2001). Había una enano de terracota y tres columnas alrededor, dos trenes descarrilados de acero y en una sala oscura sonaba la música de Tom y Jerry y sólo entraba la luz por un agujero a ras del suelo. También en una enorme habitación había 99 chinos de resina y poliester que parecía que hablaban entre ellos. Luego me fui a Julio González (Barcelona, 1876-París, 1942) el escultor del hierro forjado y soldado que tiene, por ejemplo, a un hombre cactus (en las pantorrillas y en los brazos, pinchos). Peter Fischli y David Weiss son dos chicos de Zurich que se ponen unos disfraces de Oso y Rata y hacen performances en salones de palacio de segunda y luego se graban. ¿Son los animales personas?, se preguntan. Leandro Erlich es uno de Buenos Aires que tiene una pieza llamada La torre y que es una casita con efectos escenográficos para crear ilusiones ópticas (tipo periscopio). Me fui a la colección permanente. Joan Miró tiene una mancha azul que gotea y un puntito negro arriba, Sin título I, no me extraña. He acabado agotado, lógicamente.

4 comentarios:

Justo dijo...

Has aprovechado muy bien el tiempo, amigo, y además has hecho ejercicio.

El Reina Sofía es apasionante, nunca defrauda. (Y la ampliación de Jean Nouvel de lo mejor que hay en arquitectura moderna en Madrid, si no lo mejor. Lástima que esté en ese entorno con tanto tráfico, no luce bien).

senses and nonsenses dijo...

claaaro, ahora entiendo.
yo necesitaría un mes pa'todo eso.

besos.

@ELBLOGDERIPLEY dijo...

"He acabado agotado, lógicamente", me encanta. Yo sólo con los payasos esos que se visten de oso y rata.
Yo el "Reina Sofía", por fuera es bonito. Por dentro tiene trozos que bien, tiene partes que una vez que fui con una amiga de Cádiz pensé: "Por favor, que no diga eso".
Yo sabía que lo iba a decir, pero me ponía enfermo fantasear con la posibilidad de que lo preguntara. Su pregunta, en concreto era:
"¿Y ezo qué é?"
¿Qué respondes ante esos casos?, pues acercarte al cartel, y contestar muy finamente:
"Sirena Varada, de Eduardo Chillida".
Era una habitación con un trozo de hormigón colgando del techo, tú verás...:-)

Javier dijo...

Yo diría Lógica y satisfactoriamente. Un perfecto maridaje entre el ejercicio físico y el intelectual.