Todos estamos invitados

La nueva película de Manuel Gutiérrez Aragón (Demonios en el jardín, La mitad del cielo, El caballero Don Quijote) trata sobre el miedo a vivir en el País Vasco. Dos personajes caminan en paralelo con historias que casi se rozan: un terrorista herido en un control de la guardia civil pierde la memoria y un profesor de universidad es amenazado por expresar sus opiniones. El primero es Óscar Jaenada, que no sabe de dónde viene ni hacia dónde va. El segundo es Jose Coronado, que tanto en la sociedad gastronómica a la que acude como en el aula donde da clase ve cómo le miran siempre mal. Esa angustia de no vivir en libertad (con lo triste que es asistir a una ficción que se sabe de sobra que tiene una base real importante) es el elemento que atrapa durante toda la cinta. También sale Vanessa Incontrada, barcelonesa residente en Italia, toda una estrella de la televisión allí, que junto a su belleza y buena imagen cinematográfica, tiene el difícil papel de intentar ayudar a los que no recuerdan y, a la vez, hacer más soportable la vida cotidiana a los que la viven como una pesadilla. Aunque en algunos momentos los extras sostienen unas pancartas muy bien rotuladas, podría decirse que está muy bien conseguida la idea de silencio, de mirar para otro lado, de hablar con doble sentido, de la presencia constante de la muerte, con la música claustrofóbica de Ángel Illarramendi de fondo.