La noche es nuestra

Joaquin Phoenix (En la cuerda floja) y Mark Wahlberg (Infiltrados) son dos hermanos. El primero regenta una discoteca en el Nueva York de 1988 con las mafias rusas trapicheando con la droga. El segundo es policía y le monta una redada en plan todo el mundo al suelo. Los dos hermanos si antes ni se hablaban ahora ya se odian a matar. Pero entre los dos está la figura paterna, Robert Duvall (Oscar por Gracias y favores) que casualmente también es policía y jefe del hijo. Entonces el tema está en si el de la discoteca colabora o no, y todos los conflictos internos que se producen entre los tres personajes. Entre medias, para amortiguar las feromonas masculinas de los protoganistas está la bomba latina Eva Mendes especializada, de momento ,en cine de acción, que hace de la chica de Phoenix hasta que discretamente desaparece para no molestar. Dirige el cotarro James Gray al que le va la marcha en esto del cine negro, es tan poco original que en su anterior film La otra cara del crimen también tenía a los mismos actores (que junto con Cuestión de sangre hacen una especia de trilogía sobre la delicuencia y los dramones familiares). La película se ve bien, es un film como antiguo, de esos que aparece la policía como una entidad de camaradería, del orgullo y eso. Además suenan canciones de Blondie.