martes, 26 de febrero de 2008

Hamlet Rex

La familia Hamlet (Hamlet hijo, su madre Gertrudis y el tío Claudio) viven en una cocina almodovariana donde desayunan café y tostadas. La familia real -algo huele a podrido en Dinamarca, puede que sean los arenques del frigorífico- ya no es lo que era: Hamlet está siempre pegado a su amigo Horacio y quiere ser actor en la obra que el tío ha escrito, en la que trabaja su madre y donde va a representar la tragedia de Edipo pero con la idea freudiana del revés: amaba a su difunto padre y odia a su madre. La intimidad de la sala del Teatro Lagrada, con una capacidad para 60 personas pero que no seríamos más de 20 el día que fui a verla, propicia el contacto directo con la Compañía Ñu Teatro, que lleva a escena esta obra de Paul Adkin que bebe de los clásicos pero también del capricho contemporáneo: disparates pop en el vestuario, comer en el escenario, exageración dramática en los gestos, recursos del surrealismo y el absurdo y, al final, una canción de Marianne Faithful. Los actores se entregan con pasión a su cometido. A veces parece una tragedia griega, otras un cómic. Homenaje o revisitación del teatro serio bajo una mirada alternativa.

2 comentarios:

Pedro Jorge dijo...

¿Llegará a Nueva York?

El Deme dijo...

Este tipo de teatro alternativo de sala pequeñita no suele pasar de la Comunidad de Madrid. Es un tipo de teatro casero, artesanal, de buenas intenciones, tal vez un poco espeso, ya que tienes que conocer cosas de Shakespeare y tal...