San Wich

"Echó a caminar por el centro, y los roces o tropezones con la gente le dieron una nueva energía. Sintió, mientras inhalaba y exhalaba con la maestría de un atleta, una hambre feroz y profunda: podría devorarse dos o tres de esot hot-dogs completos del portal Fernández Concha, donde el pan flauta que contenía la salchicha se repletaba con una torre equilibrista de puré de palta, tomate picado, una línea de ají El Copihue, una masa de repollo agrio, a la alemana, y encima de todo, la frenética coronación de la mayonesa y la mostaza. Eran sándwiches para morderlos con dos bocas, ducharse el pecho de la camisa con sus inestables ingredientes, untarse la nariz y hasta los ojos en el carnaval voluptuoso." (El baile de la Victoria, Antonio Skármeta). Sin necesidad de acercarnos a Santiago, tenemos ahora en Hortaleza, 78, San Wich, un simpático bar en el que degustar los famosos sándwiches chilenos, acompañados de un vasito de pisco sour (aguardiente de uvas y zumo de limón). Tienen los famosos barros luco (filete de ternera y queso) y barros jarpa (lacón y queso), con nombre de políticos chilenos que lo pedían así. Nosotros nos decidimos por un mechada a lo pobre (pan de la casa, ternera mechada, queso mozzarella, cebolla caramelizada y huevo frito) y un salmón (pan de miga negro, salmón ahumado, salsa de yogurt, hierbabuena y perejil, mostaza y miel, germinados, rúcula). Para terminar, un vasito de leche asada. Pues eso: sándwiches, hamburguesas, empanadas y hot-dogs en el corazón de Chueca.