jueves, 22 de julio de 2010
Un día de cólera
Las novelas de Arturo Pérez-Reverte (Cartagena, 1951) siempre cuentan con un enorme respaldo popular. Sus tramas históricas, recreando con detalle el ambiente en el que se mueven multitud de personajes en medio de grandes aventuras, crean pasión en sus lectores. Ahí están, por ejemplo, los seis volúmenes de la serie de Las aventuras del capitán Alatriste. Un día de cólera (editada en 2007) relata los acontecimientos vividos en Madrid el 2 de mayo de 1808, cuando se produjo la sublevación del parque de artillería de Monteleón, al mando de los capitanes Luis Daoiz y Pedro Velarde. Una trama hilvanada con los protagonistas de aquel día (con nombre y apellido) y sus movimientos por las calles enfrentándose a las tropas francesas. "El choque es brutal, de un salvajismo nunca visto. Tan ebrios de ira que algunos ni se preocupan por su seguridad personal, los madrileños se meten entre las patas de los caballos, se agarran a las bridas y se cuelgan de las sillas, apuñalando a los mamelucos en las piernas, en el vientre, destripando a los caballos que caen patas al aire coceando sus propias entrañas". Un episodio histórico en el que dieron la cara los pobres, los que nada tenían que perder. Como Manolita Malasaña, una quinceañera a la que mataron cuando cruzaba la calle llevando en el delantal munición para su padre que disparaba desde el huerto de las Maravillas.
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5 comentarios:
Lo tengo pendiente, aunque Reverte a veces se me hace un poco pesado.
Saludos.
Yo lo tengo en mi altar.
A él le debo mi encuentro con Teresa Mendoza Chavez, La Mejicana.
Quizá..... podría entrar en lo que estás haciendo?
2046
no puedo con él, me cae fatal.
pero promocionando esta novela ha dicho varias ocasiones que a nosotros nos ha faltado la guillotina de los franceses.
y oye, me ha parecido un gran pensamiento, jajaja
un abrazo.
Lo que son las cosas, cómo se iba a imaginar Manolita que iba mucho después a dar nombre a una zona emblemática de Madrid... qué bueno sería contar con una Máquina del Cambiazo como la de Mortadelo y Filemón, y que Manuela Malasaña tomara un vino en una terraza del barrio..
Lo siento, pero no es santo de mi devoción, y no se demasiado bien el por qué.
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