miércoles, 10 de junio de 2009

Delfos

A 177 kilómetros al norte de Atenas se halla el santuario de Delfos, lugar mágico de la antigüedad griega, situado en una ladera del monte Parnaso (de donde venían todas las musas). Allí se encontraba el famoso oráculo que no era otra cosa que una sacerdotisa custodiada por Pitón -una serpiente enorme- que tenía un ritual de escuchar y aconsejar a la gente. Por lo visto, verla entrar en una especie de trance pronunciando las palabras que Apolo le hacía llegar debía ser la repera. Desde el siglo VIII a.C. el lugar ya estaba dedicado a este dios (dicen que allí salían unos vapores sagrados que mareaban a las cabras) con lo que las peregrinaciones fueron la causa de la construcción de una Vía Sacra, del tesoro de Sifnos (525 a.C., jónico) y del tesoro de los Atenienses (490 a.C.). Del templo la verdad es que sólo quedan seis columnas dóricas reconstruídas, pero te haces la idea. Luego subes hasta el teatro (5000 espectadores) y el estadio (7000). Entre bosques de abetos, encinas, olivos y retamas, el paisaje es verdaderamente idílico. Luego se visita el museo, donde se pueden comprobar maravillas como el Auriga de Delfos, bronce del siglo V a.C., sonsteniendo la cuerda del carro de caballos. Comimos en una taberna donde nos dieron queso frito y arroz envuelto en hoja de parra y pasamos por Aráhova, un pintoresco pueblo en escalera.

5 comentarios:

Xavier dijo...

Cuéntame sensaciones que tuviste en Delfos.
Para mi tal vez es uno de los lugares que me sentí mas humano cerca de las ruinas, se me hizo mas terrenal, menos endiosado que el Partenón, incluso que Olimpia.
El paisaje me cautivo por la irregularidad, por estar entre suaves montes y peñas, por la flora. Curiosamente la primera vez que lo visite (30 años atrás, + o -) era a finales de septiembre, prácticamente lo disfrutamos solo las persona que me acompañaban yi yo. Una extraña sensación. Una suerte.
Años después, ya fue diferente, las aglomeraciones i una cantidad acojonante de palomas pedigüeñas a la espera de los restos de comida de los poco cuidadosos turistas.
Demasiadas sandalias con calcetines y una representación de la corte Japonesa violando el silencio de los templos con sus “clics” fotográficos.
La globalización tiene estas cosas ¿ no?

Y el disfrute de la cocina de ese país para mi es sublime, las salsas tzatzik sola con pan o para acompañar carnes i i Taramosalata, saladita i suave, las hojas de vid, con arroz o carnes las esplendidas Dolmades , Spanakotiropites llenitas de espinacas y queso y entre otros la tradicional moussaka cargadita y aceitosa, pero buenisimaaaaa, la feta con tomate y orégano, y las brochetas de pez espada , y el pulpo, por Dios, yo quiero irme otra vez a esas tierras. Y las olivas, i los higos, y las jugosas sandias, y las mazorcas asadas?. ¿ i los pistachos grandes como almendras?
Me marcho a preparar la cena, tengo stres gástrico.
Un abrazo.

Camy dijo...

¡pensaba que tu viaje era por España!¡qué maravilla Grecia, es una de mis muchas asignaturas pendientes!, mientras, iré tomando apuntes y aprendiendo con tus relatos.
He leído Atenas y hoy Delfos, la boca se me llena de saliva, al pensar en esa mussaka, los higos, las sandias...
Recuerdo las vivencias de Darrell, el naturalista, y sus sabrosos comentarios sobre las gentes, paisajes, los quesos, las olivas, el sol, ...
No dejo atrás la historia. Un viaje envidiable.
Un beso

Javier dijo...

Sería curioso saber que diría la Sibila délfica sobre lo que nos depara el futuro.
Tal vez Delfos guarde aún ciertos ecos que puedan darnos alguna orientación en estos momentos de tránsito.

Justo dijo...

Está visto que Grecia despierta pasiones. Aunque yo sólo conozco Atenas.. por eso leo con interés creciente todo lo que nos estás contando.

Si es que allí todo es mítico.. como la historia de este oráculo (y además hay una corriente mutua de simpatía, entre nuestros pueblos)

Merche Gallart dijo...

Delfos no lo conocí pero hay tantos lugares por visitar. Por lo que comentas vale realmente la pena...